Hoy igual que otros días recuerdo tus ojos, tan azules como el mar que te abrazaba cuando no había nadie más; el tono rojizo de tu piel bajo los rayos del sol que hacía brillar los colores del acuario que vivía en tu espalda; tu sonrisa inocente, cautivadora que podía convencerme de cualquier cosa... aunque todo fuera mentira. Si cierro los ojos y regreso lo suficiente... a veces puedo escucharte en la terpaia de sillón, te veo acercarte con tu caminar ligero y esas piernas firmes como postes de banqueta...
Arrogante, fuerte y valiente ante el mundo, no querías que nadie supiera de ti, te escondías bajo tu silencio, tu dolor y tus recuerdos. Guardabas un millar de secretos en la bolsa, cien adicciones y cincuenta y tantos deseos de fuga.
Surf, cigarros y Coca-cola.
Añorabas la libertad de los peces en el agua, inquieto, cariñoso y juguetón.
Diez piedras al día. Diez.
Y un día la viste pasar, se veía tan hermosa ¿verdad? no había nada más ahí que ella... y todo lo que amabas dejó de importar por un segundo.
Con un segundo basta. Uno.
Se llamaba libertad... y no había otra salida...¿?
Dos años desde que no estás, y todavía no puedo dejar en paz mi adicción a recordarte...
1 comment:
wow....si....me identifico creo que muchas veces me muestro como un adicto a los malditos recuerdos...
a veces hace daño... pero otras veces alimenta el alma....
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