Todo mi cuerpo tiene buena memoria...
Y es que las caras se me quedan grabadas, a veces no las caras completas, pero no me olvido de las miradas, menos de aquellas profundas, que no miraban pero sostenían varias decenas de lágrimas que se agarraban fuerte de las pestañas, para no dejarse caer. Al final, caían.
Tampoco me olvido, de las miradas que añoran, mucho menos las de aquellos que me añoraban, por eso, nunca me olvidaré de tu mirada, esa que haces cuando sueñas despierto contigo y conmigo, la que te dije que mucho me gustaba.
Mi piel también recuerda... hasta las cosas que no le quedaron marcadas en cicatrices. recuerda las manos que tomaron las mías, los brazos que me ayudaron a levantarme en muchas ocasiones. recuerda más las caricias que extraña y el intercambio de sudor de tu piel contra la mía. no sólo se acuerda de tactos buenos, también de los malos, porque los golpes jamás los olvida.
Mi boca está conectada a la nostalgia, porque los recuerdos me llegan si pruebo algo que me recuerde a tí... mi boca no olvida el sabor de las lágrimas mientras te besaba, ni el sabor de tu piel. Cuando quiero hundirme en la nostalgia abro uno de esos chocolates que en la envoltura dicen "pruebe para recordar las cosas buenas y malas".
Mis oídos son capaces de recordar varias docenas de voces, algunas de ellas me ponen la piel chinita, otras no las volveré a escuchar y las extraño, las de esas personas que estuvieron regalandome momentos que quisiera repetir, y que ya no regresan. Escuchan canciones que hacía años no escuchaban, y me cuentan de momentos, lugares y sentimientos en donde se quedaron grabadas...
El corazón no olvida nada, y aunque tiene un millar de agujeritos, partecitas que fue perdiendo en el camino... quiere seguir haciendo historia para darle a mi vida nuevas historias para escribir.... y contarte a tí como era la vida cuando no estabas conmigo.
